El pan de queso es un pan hecho con almidón de Yuca y que exige mucho trabajo para amasar. Pero
he recuperado esta receta que es muy fácil, pues se amasa usando la licuadora o
el Minipimer. Esta receta es apta para los celíacos y para quien tiene
alergia al trigo. Justo esta semana estoy
hospedando a un amigo que tiene
alergia al trigo, entonces resolví probar esta receta y compartirla con
vosotras. Seguro que os encantará. El almidón de yuca se puede comprar en las
tiendas latinas. En internet se encuentra un motón de tiendas en las que se puede
comprar el almidón de yuca, el mejor es de la marca Yoki. He utilizado el queso rallado de Mercadona
para pasta. Para las medidas he utilizado una medida de 236 ml, pero puede ser la
taza que tenéis en casa y medir los líquidos; lo único es que uséis la misma
taza para medir líquidos y sólidos.
Ingredientes:
3 huevos
½ taza de aceite de girasol
1 taza de leche desnatada
3 taza de almidón agrio
½ cucharada de sal
1 paquete de queso rallado para pasta o queso parmesano.
Queso rallado grueso para decorar (2 cucharadas)
Encender el horno a 180ºC. En el vaso de la licuadora
poner los 3 huevos, la leche, el aceite y la sal. Batir por 1 minuto, añadir 1 taza
de almidón de yuca y seguir batiendo. Añadir otra
taza de almidón, batir y juntar la última taza de almidón y batir (si se ponen
las 3 tazas de almidón a la vez será muy difícil poner la licuadora en marcha). Añadir el queso y mezclar con una cuchara de silicona o madera. Engrasar y
enharinar moldes de magdalena (usé los de
Ikea). Llenarlos y decorar con el queso rallado grueso por encima. Introducir al
horno y asar durante 30 á 40 minutos. El pan crece por encima del molde.
¡Buen
Provecho!
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo
no se apartará de él”
Proverbios 22.6
Los hijos son herencia del Señor, Dios nos brinda hijos para que los cuidemos y así a través del amor que les dispensamos a cada
momento puedan aprender a amar y a cuidar de las personas que los rodean. Un
niño aprende qué es amar cuando le cuidamos, cuando viene a nuestra cama por la
noche y les abrazamos y los retornamos a
su camita en brazos, se siente seguro y aprende que tiene que cuidar y consolar
a los que ama. El niño aprende primero
por medio del relación que mantiene
con sus padres y después aplica estas
enseñanzas a su entorno. Hoy sabemos que la carga genética es solo un 30% de
todo lo que somos, otros 70% es aprendido con el ambiente. Me preocupaba mucho
mi hija menor, de niñita noté que cuando lloraba se tragaba el lloro y me dolió
mucho cuando lo vi por primera vez a pocos días de nacida, oré por ella y pedí al Señor que nos ayudara a cuidarle para que aprendiera a no tragarse todo… Aun ahora escribiendo estas líneas, me
saltan las lágrimas…. Y pienso que Dios en su infinita misericordia nos ayudó…
Ella en casa es conocida como "el solecito", porque tiene una linda sonrisa y ¡siempre está feliz!
Instruir en su camino es más que educar, es tomar de la mano con amor y
conducir cuando está aprendiendo a caminar… Es curar las pupas de las caídas
con besitos y tiritas…. Es escuchar con
paciencia sus logros o fracasos después de un día de cole, a pesar de que el
tiempo es escaso….. Es ayudar con amor y paciencia que aprendan a dormir solos
en su cama aunque lloriqueen unos 15 minutos durante una semana que nos parece
una eternidad… Es enseñar a probar varios alimentos, aunque entre la rabieta
nos mantenemos calmados porque somos adultos y sabemos que están aprendiendo y
todos cuando estamos aprendiendo podemos
cometer fallos … Por esto Dios nos manda crecer y multiplicar. Necesitamos
crecer como personas para aprender a educar. Y seguro que en muchos momentos
fallaremos…. Pero siempre podemos pedir ayuda y contar nuestro Dios!
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